Inteligencia Colectiva en busca de una Democracia Deliberativa


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Quince días de maratón colaborativo por delante para diseñar y crear software, aplicaciones, mappeos, metodologías y procesos que activen la inteligencia colectiva. Herramientas digitales más allá de las redes sociales para mejorar y posibilitar la participación política y la democracia. El taller internacional Inteligencia Colectiva para la Democracia, organizado por MediaLab Prado, arrancó este viernes y sábado pasados en Madrid con un intenso y excitante programa de conferencias, charlas, conexiones y encuentros físicos, virtuales y robóticos.

Intenso el conocimiento y la senda semántica expuesta por Pierre Levi (@plevy), los retos lanzados por Heather Marsh (@GeorgieBC) para crear comunidades estimérgicas de colaboración masiva y las reivindicaciones de diseño democrático planteadas por Amalio Rey (@arey)

Excitante la activación del robot de realidad virtual Galathea que logró la “presencia interactiva” desde Taiwán de su Ministra Digital, Audrey Tang (@audreyt), en el Auditorio de MediaLab. Un avance experimental de cómo la realidad virtual permite una nueva forma de interactuar en procesos de participación pública. “Hay un internet de las cosas pero también un internet de las personas”, señaló Tang. 

Al cobijo de este taller internacional nace y se presenta ParticipaLab, un nuevo espacio para desarrollar mecanismos en red y tomar el control de la democracia. En las próximas dos semanas, los participantes en ocho proyectos internacionales seleccionados van a aprender, analizar, debatir, diseñar, crear, consensuar, producir y compartir conocimiento y código abierto. Inteligencia colectiva y democracia ciudadana. ¿Quién dijo que la política era aburrida?

Eva Rueda, Madrid

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Cuatro mentores y 70 colaboradores procedentes de 30 países de cuatro continentes. Ocho proyectos internacionales seleccionados. 15 días. 

MediaLab Prado –centro cultural digital y abierto- está siendo escenario, testigo y promotor de este taller internacional que pretende ahondar de un modo práctico –y no sólo teórico- en cómo podemos prototipar lo que sucede a pequeña escala. Siguiendo la lógica de lo abierto, ¿la inteligencia colectiva puede ser cualquier cosa? ¿varias personas pensando? ¿tenemos una inteligencia de grupo, una inteligencia social? ¿es la sabiduría de las multitudes o algo más? ¿La tecnología es libre e inteligente? ¿cuál es la relación entre la inteligencia colectiva y la inteligencia artificial? ¿cómo se manifiesta la inteligencia colectiva dia a día? ¿y entre el diseño y la innovación democrática?. Dicho de otro modo, ¿el diseño puede ser democrático? ¿Cómo lograr que un usuario de facebook vea algo más que lo que linkan sus amigos y pueda desarrollar pensamiento crítico? ¿podremos tomar decisiones sin depender de los representantes políticos?

INTELIGENCIA SOCIAL E INTELIGENCIA ARTIFICIAL SE UNEN EN REDES DIGITALES 

“Algunos estamos muy esperanzados por las nuevas posibilidades que nos ofrece hoy en día la tecnología. Y eso tiene que ver con la inteligencia colectiva –aseguraba Yago Bermejo, coordinador del proyecto ParticipaLab, el Laboratorio de Inteligencia Colectiva para la Participación Democrática que se acaba de estrenar en MediaLab. “Cuando la inteligencia social -de grupo- se encuentra con la inteligencia de las maquinas –computación- y se juntan en las redes digitales… tenemos internet, tenemos software, programas donde interaccionamos, pasan cosas y emerge una inteligencia colectiva en un plano en el no había pasado nunca. Estamos en un momento histórico, se abre un campo infinito de posibilidades de interaccionar que se puedan aplicar a la toma de decisiones en democracia”, concluyó Bermejo.

De México a Gotemburgo, de París a São Paulo pasando por Vancouver, Madrid, Barcelona y Coruña. Los ocho proyectos seleccionados aspiran a desarrollar herramientas digitales, mejorar código, aplicar gammificación y geolocalización, así como crear metodología para la legislación colaborativa, la deliberación democrática, procesos de abajo arriba y democracia distribuida. Los participantes en este taller internacional Inteligencia Colectiva para la Democracia cuentan con el respaldo y la asesoría de cuatro destacados mentores para resolver problemas técnicos o metodológicos: Vicente J. Ruiz (@vjrj, Madrid), Audrey Tang (@audreyt, Taiwán), Pablo Aragón (@elaragon, Barcelona) y Jaya Klara Brekke (Londres). Hoy lunes estos equipos multidisciplinares empiezan a trabajar.

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Las herramientas para la democracia han cambiado. Más allá de las redes sociales que nos conectan y nos informan, el objetivo de este taller es buscar herramientas digitales que permitan tomar decisiones, llegar a consensos y adoptar acuerdos. 

En las dos primeras jornada de este evento internacional hubo conferencias y charlas transversales. Una de ellas adoptó la forma de entrevista colectiva -con preguntas en vivo, por redes y por web- y se realizó a Pierre Levy, vía hangout entre Madrid y Canadá, donde reside este pionero de la inteligencia colectiva. “No hay ninguna herramienta mágica para la democracia. Para mí las tecnologías son tecnologías; es la manera y la forma en que usamos la tecnología lo que las hace democráticas”, aseguró. Levy reivindicó la necesidad de tener redes sociales con algoritmos abiertos -tal vez lo tengamos en el futuro”- y dijo que la batalla de las redes sociales ha comenzado. “Es en ellas donde realmente está la gente y ahí hay que estar, en la redes sociales en las que están la mayoría de las personas”. Si nos vamos a otras herramientas perfectas no vamos a resolver los grandes desafíos políticos, sociales y medio ambientales de nuestro mundo”, esgrimió.

Levy, que usa las redes sociales en sus clases y obliga a sus alumnos a tomar notas en twitter, apostó por educar a las personas en el pensamiento crítico y desarrollar nuevas capacidades. “La cuestión –apuntó- es cómo podemos entendernos a pesar de tener diferentes idiomas, contextos y sistemas de referencia. Es preciso construir un lenguaje que tenga una semántica, capacidad de computar relaciones semánticas entre diferentes textos”.
En su opinión, “estamos solo al principio de una nueva cultura, necesitamos una mentalidad de nuevos pioneros”. Y añadió: “creo que el siguiente paso es construir una inteligencia colectiva reflexiva y tenemos herramientas de aprendizaje masivo, análisis big data y más del 50% de la población conectada a internet”.

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DISEÑO DEMOCRÁTICO E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES

Mucho interés despertó también la charla posterior La inteligencia colectiva como un desafío de diseño: principios de diseño de arquitecturas participativas de Amalio Rey quien abrió así el debate: “la ineptitud colectiva se puede atenuar o corregir con diseño, con una adecuada arquitectura participativa”. El malagueño habló de manera muy sucinta sobre la importancia del diseño aplicado a la inteligencia colectiva y a la participación. Insistió en la máxima: “que no te engañen, hay mucha ideología en el diseño”, al tiempo que argumentó que la igualdad de oportunidades debería ser la gran obsesión del diseño democrático. Si el diseño de nuestra democracia es demasiado simplona y abusa de la regla de la mayoría, la apropiación colectiva de la política de los ciudadanos exige un equilibrio entre derechos y deberes. “Sin responsabilidad individual no hay inteligencia colectiva”, aseguró.

Rey, experto en procesos de diseño y arquitectura participativa, apostó por valorar tanto lo virtual como lo real. “La gente que va a decidir sobre el destino de un país usan facebook y twitter, es como si las herramientas estuvieran en la red y las redes sociales en la calle. Tiene que haber una sinergia entre lo que se hace en la red y lo que se hace en la calle”. Y ordenar visualmente la conversación. “Necesitamos herramientas de visualización para ver con más perspectiva el árbol de discusión, con los nodos temáticos, para saber dónde colocar una opinión, ya que una buena usabilidad marca la diferencia”, destacó.

 Y Heather Marsh, programadora y experta en métodos de colaboración masiva y movimientos sociales, alertó en su conferencia The evolution of democracy: Explaining Trump, Brexit and the Colombian peace deal del peligro de las burbujas de pensamiento. “Los políticos no están intentando generar confianza sino dirigir su desconfianza hacia el adversario”, aseveró. Y matizó: “la información es libre, aunque no sea cierta. Estamos llenos de plataformas con historias falsas”. Por ello, esta destacada activista está elaborando una base de datos universal y red de confianza. “La tecnología va tan avanzada que va más allá de la compresión humana” dijo Marsh para quien la estimergia (sistemas de colaboración masiva) ha estado siempre presente en todos los movimientos de masas cuando han tenido éxito.  “Un movimiento estimérgico va a avanzar siempre que siga creciendo; no puedes matar una idea. Necesitamos círculos concéntricos en una democracia, muy pocas ideas llegan al público en general”, apostilló.

GALATHEA, EL ROBOT VR DE MEDIA LAB 

La tarde del sábado llegó con sorpresa robótica y experimento práctico estimérgico. Ambos internacionales. Heather Marsh provocó el movimiento de sillas y de mentes. Un ejercicio práctico de cómo se crea y cómo funciona una comunidad estimérgica con ocho personas del púbico y dos idiomas distintos. “La acción en una comunidad estimérgica se puede conseguir. Lo difícil es la idea”. La recién creada comunidad comenzó aplicando el método de círculos concéntricos y diagnosticó inconvenientes en las redes sociales. Si no nos gusta lo malo de las redes sociales ¿por qué no creamos las nuestras? preguntaba al aire Marsh. 

Y subió Galathea al escenario del auditorio. Un robot de presencia virtual construido en Media Lab Prado permitió la telepresencia en el evento de Audrey Tang (@audreyt), referente mundial en software libre y programación, mentora destacada de los proyectos que están conformando este taller internacional de Inteligencia Colectiva para la Democracia y actual Ministra Digital de Taiwán.

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Tang cogió los mandos de este robot -que puede oir y hablar y transmitir emociones a través de tres colores- y desde Taiwán aseguraba: “gracias a la realidad virtual puedo ver y sentir la sala. Esto lleva la interacción un paso más”. Audrey Tang expuso en su intervención cómo la realidad virtual está cambiando la configuración de los espacios físicos y cómo fomenta la empatía entre comunidades a través de la comunicación. “Podemos centrarnos en escuchar las opiniones de todos y no solo en unos cuantos influyentes por la apariencia física. Permite trascender el espacio, disfrutar la sensación del encuentro, amplía la eficacia de la discusión y que todos seamos iguales” detalló.

Minutos antes alguien había compartido este pensamiento en twitter con el hasthag #ICDemocracia: la Inteligencia Colectiva para la Democracia sois vosotros.


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Fotos La Manada